Personas tóxicas (III)
Atraemos una persona o experiencia tóxica porque algo dentro nuestro no está equilibrado. Es ingenuo pensar que uno no tiene nada que ver con la situación que está viviendo, como si la responsabilidad fuera toda ajena.
Índice
Son inconscientes/ignorantes
Las personas tóxicas son inconscientes respecto al dolor que están causando al resto y el que se están autogenerando. En aquellos casos que creen ser conscientes de lo que están haciendo entonces ignoran que una vida mejor es posible.
En su mejor luz, estas personas no saben lo que están haciendo, por eso Jesús, siendo crucificado, insistía “perdónalos padre, porque no saben lo que hacen”. También quieren ser felices pero no saben cómo, están perdidos/as y sufren mucho.
Afortunadamente, tantos hombres y mujeres sabios que han padecido esto han hablado sobre el perdón, el agradecimiento, la misericordia y la compasión. Eso es lo que muchas veces, en el fondo y entre otras cosas, estas personas vienen a enseñar. Por eso se dice que son “grandes maestros”.
La forma física
Estas personas son solo la forma física que adquiere la enseñanza. Es conveniente verlo así porque sino seguiremos atrayendo toxicidad hasta entenderlo. Por eso es irrelevante saber si alguien va a cambiar ya que eso implica poner la atención afuera cuando debe estar adentro. Así, lo relevante es saber qué es lo que uno aprendió de lo que le tocó vivir y si ha sido suficiente.
“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino”. Carl Jung

La vida se ocupa
Si bien es válido sentir dolor como consecuencia de la toxicidad, todo el mal que estas personas le hacen a los demás en realidad se lo están haciendo a sí mismos/as. Construyen su karma y afortunadamente uno no tiene que ocuparse de eso.
El trabajo
Lo que a uno le toca hacer es “limpiarse” de eso a través del perdón. El perdón es la herramienta de liberación emocional más poderosa que existe. El perdón es la manera que tenemos de desvincularnos de lo negativo y también es la manera de vincularnos con lo positivo dentro nuestro, o sea, el amor propio.
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