Eckhart Tolle

A los 29 años, tras un largo tiempo de sufrir depresión, Eckhart experimentó un despertar espiritual que marcaría un antes y un después en su vida.

Una noche de esas muy difíciles en la que, según cuenta, su depresión era insoportable, advirtió que su yo no estaba solo sino que había alguien más. Entendió que si por un lado había un “yo” entonces por otro lado debía haber algo o alguien más. Es decir, había una posibilidad de existir sin identificarse con la historia y síntomas que tanto mal le hacían.

En sus propias palabras:

Ya no podía vivir conmigo mismo. Y en esto surgió una pregunta sin respuesta: ¿quién es el “yo” que no puede vivir con el yo? ¿Qué es el yo? ¡Me sentí arrastrado al vacío! No sabía en ese momento que lo que realmente sucedió fue el yo creado por la mente, con su pesadez, sus problemas, que vive entre el pasado insatisfactorio y el futuro espantoso, colapsado. Se disolvió. A la mañana siguiente me desperté y todo estaba tan tranquilo. La paz estaba ahí porque no había yo. Simplemente una sensación de presencia o “eseidad”, simplemente observar y observar”.